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Los Patrones de Valladolid

Redacción revista eSmás |

La Virgen de San Lorenzo y San Pedro Regalado, patrones de Valladolid
Los Patrones de Valladolid

¿San Mateo, la Virgen de San Lorenzo, San Pedro Regalado? ¿Quién es verdaderamente el patrón de Valladolid? Durante muchos años, la feria que se celebraba la tercera semana de septiembre era en honor a San Mateo. La fecha estaba marcada por la conclusión de la labranza y el inicio de la vendimia y del curso y, aunque décadas que se celebraba, no fue hasta 1960 cuando se publicó un decreto real en el que se formalizaban el tercer domingo de septiembre. Sin embargo, en 2001 se tomó la decisión de adelantarla 20 días para que las condiciones climatológicas fueran más favorables. Como el día de la Virgen de San Lorenzo es el 8 de septiembre, fue entonces cuando se decidió cambiar el nombre a las fiestas de Valladolid.
 

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Sin embargo, mientras que la Virgen de San Lorenzo sí que es patrona de la ciudad, por la contra, San Mateo no lo es. La figura masculina que cuenta con esta distinción es San Pedro Regalado. Para contar la historia de la primera, hay que remontarse al siglo XI. Según cuenta la leyenda, en esa época un sacerdote trajo a Valladolid la imagen de un virgen que llegó desde Consuegra, en Toledo, con la intención de protegerla de los saqueos musulmanes.

 

Para alejarla de ojos curiosos, decidió esconderla en una cueva a orillas del Pisuerga, muy próxima a la Puerta de los Aguadores, ubicada a extramuros. Años después, según la leyenda alrededor de 1125, un pastor que se encontraba cuidando su ganado a orillas del río descubrió la talla de la Virgen de San Lorenzo, algo que se consideró un milagro. Desde aquel día, la Virgen con el niño en su regazo fue colocada en la citada Puerta de los Aguadores y se le empezó a llamar Virgen de los Aguadores.

 

A lo largo de ese siglo fue ganando devoción popular y, finalmente, se decidió trasladar a una pequeña ermita dedicada a San Lorenzo, donde comenzó a recibir culto y su fama milagrosa empezó a propagarse. Fue en 1485 cuando Don Pedro Niño decidió construir una ermita en la que albergar la talla, la Iglesia de San Lorenzo y Mártir, de la que aún se pueden ver la portada y la torre, que forman parte de la edificación actual. Allí descansa todo el año la Virgen de San Lorenzo, hasta que, cada 8 de septiembre, sale en procesión por las calles de nuestra ciudad.

 

Aunque se la invoca como patrona de Valladolid desde 1637, su proclamación oficial se realizó en 1917. Fue el 21 de octubre de 1917 cuando el cardenal José María de Cos y Macho procedió a coronarla en el balcón del Ayuntamiento, después de una misa que fue recitada por el obispo Gandásegui y a la que asistió Fernando de Baviera en representación de Alfonso XIII. Según las crónicas de la época, unas 50.000 personas se encontraban en la Plaza Mayor cuando se escuchó la salva de 21 cañonazos que disparó una batería del Sexto Montado.

 

     

 

San Pedro Regalado

 

Hay que trasladarse hasta el 13 de mayo para hablar del otro de las fechas más señaladas del calendario Valladolid. Es ese día el que se recuerda al otro patrón pucelano, San Pedro Regalado. Nacido en la calle Platerías en 1390, que por aquel entonces se llamaba Costanilla, fue canonizado en 1746 por el papa Benedicto XIV debido a sus acciones de caridad, su dedicación a los pobres y sus numerosas obras milagrosas.

 

Desde muy pequeño mostraba devoción por las causas religiosas y, con solo 13 años, ingresó en el convento de San Francisco. Allí fue donde conoció a fray Pedro de Villacrece, un maestro de Teología por París, Tolosa y Salamanca que quería reformar la Orden Franciscana de Castilla para recuperar la rigurosa regla que existía antaño. El joven Pedro decide unirse a él y emprenden viaje hasta La Aguilera, cerca de Aranda del Duero. Allí fundan un convento, en el que se dedicó a rezar hasta doce horas diarias, a trabajar, recoger limosna y estudiar para conseguir ser ordenado sacerdote.

 

Sería en 1412 cuando oficiaría su primera misa para, después, dedicarse a predicar la palabra de Dios y comenzó a correrse la voz de que realizaba milagros de bilocación, con los que podía estar en dos lugares a la vez. De hecho, uno de los que está recogido en su proceso de canonización explica que en la fiesta de la Anunciación de la Virgen María se encontraba en el convento de El Abrojo y, sintiendo añoranza de La Aguilera, se transporta hasta allí, ubicado a 80 km, y regresa tras honrarla.

 

Pese a que la voz sobre sus milagros se corrió rápidamente entre la gente, no alcanzó la fama hasta que murió fray Pedro de Villacreces y fue elegido como prelado de La Aguilera y El Abrojo, ambos fundados por los seguidores de esta reforma, conocidos como los villacrecianos. De hecho, debido a su popularidad, pronto otros conventos decidieron unirse a la reforma.

 

Tal fue su renombre que tras su muerte, acaecida en 1456 en La Aguilera, hasta la reina Isabel la Católica decidió visitar su tumba. Finalmente, fue el papa Benedicto XIV quien lo canonizó en Valladolid el 29 de junio de 1746, año en el que también fue nombrado patrón de la ciudad.

 

Pero San Pedro Regalado no es solo patrón de Valladolid, también lo es de la pedanía de La Aguilera y, lo más sorprendente, de los toreros. Pero, ¿sabes por qué? Uno de sus milagros más conocidos tuvo un toro como principal protagonistas. Según se cuenta, en un viaje entre El Abrojo y la capital pucelana, le sorprendió un toro que había huido de una corrida. Ante este hecho, levantó la mano y le pidió que se agachase, lo que llevó a la bestia a postrarse ante él. Fue cuando le retiró los hierros que lo herían, lo bendijo y lo animó a continuar su viaje sin hacer daño a nadie. Fruto de ese milagro, los toreros tienen la tradición de acudir al Monasterio de San Pedro Regalado, en La Aguilera, para bendecir los capotes con los que se enfrentan a los toros en la plaza.

 

En la actualidad, existen varios símbolos que nos recuerdan la vida del Santo. Desde 1865, una de las calles que llevan a la Catedral recibió su nombre, y también hay un barrio llamado San Pedro Regalado. Además, en la actual calle Platerías todavía se encuentra la casa donde nació, que tuvo que ser remodelada tras el incendio de 1561. Por otro lado, en la Iglesia de San Salvador aún se puede ver la pila en la que se bautizó y una imagen suya. Por último, en la Plaza de El Salvador se erige desde 2004 una estatua en su honor.









 

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