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Caracoles vallisoletanos

Redacción revista eSmás |

Producto estrella dentro de la gastronomía vallisoletana. La conocida como ostra de tierra es uno de los alimentos más antiguos del mundo. Sus orígenes se remontan a la era prehistórica y se tiene constancia de su consumo alimenticio en el Imperio Romano. Los romanos utilizaban este alimento rico en proteínas en su cocina, aunque con un método de preparación muy distinto al actual. Los engordaban con leche para después cocinarlos fritos en aceite y lo consideraban un auténtico manjar, entre otras cosas, por su viscosidad.
Caracoles vallisoletanos

Evolución cultural y gastronómica del caracol

 

Aunque se trata de un plato antiguo que pertenece a la tradición gastronómica de Castilla y León desde hace siglos, actualmente los caracoles están viviendo su época dorada.

La evolución gastronómica y cultural que ha tenido este alimento ha sido muy curiosa e inversa a la que han tenido otros productos como puede ser el salmón. Mientras el pescado se ha popularizado tras empezar siendo un plato de lujo, el caracol ha sobrevivido dentro del recetario castellano por ser un alimento humilde propio del entorno rural.

Sin embargo, actualmente es considerado un producto gourmet que se cocina en los fogones más selectos. Es decir, un auténtico manjar que se puede consumir en cualquier restaurante vallisoletano, ya sea como entrante, tapa o plato principal. La elaboración a la castellana, es decir, con tomate, jamón y algo de picante es la más popular.

 

Un plato típico pero modernizado dentro de la gastronomía vallisoletana

Su preparación tradicional en forma de guiso seguirá siendo la forma más típica de consumo, pero es un producto que se ha ido integrando cada vez más dentro de las recetas más vanguardistas e innovadoras.

Por ejemplo, el bloguero y cocinero David Monaguillo ha demostrado con varias recetas la gran versatilidad del caracol, capaz de consumirse de mil maneras y de una forma más elegante sin su presentación en concha. Recetas como la ensaladilla de caracoles, los caracoles guisados con habas tiernas, jamón ibérico y menta y el curry rojo de caracoles son un claro ejemplo de ello.

En cualquier caso, los caracoles son un alimento completo que contienen proteínas, carbohidratos, vitaminas A, B9, B3 y E, hierro y potasio. En definitiva, un excelente alimento para el organismo y un exquisito sabor para el paladar.

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