La Semana Internacional de Cine de Valladolid es uno de los festivales más antiguos y consolidados de Europa. Nació un 20 de marzo de 1956, tan solo tres años después de la primera edición del Festival de Cine de San Sebastián, que no estrenaría internacionalidad hasta el 1955. Desde su fundación, el festival vallisoletano se ha convertido en una referencia mundial por ser un buen campo de pruebas para el cine experimental y de autor. No hace falta más que citar alguno de los títulos que se han estrenado en su Sección Oficial, convertidos hoy en día en referentes del cine de culto. Alguien voló sobre el nido del cuco (de Milos Forman), Loca evasión (de Steven Spielberg), Thelma&Louise (de Ridley Scott) y La naranja mecánica (de Stanley Kubrick).
 

Del cine religioso al cine experimental

La Seminci es el acrónimo bajo el cual se conoce esta semana internacional de cine. Un origen muy curioso porque no está asociado a la urgencia de los nuevos tiempos de acortar en una sola palabra frases completas, sino en algo mucho más técnico: la necesidad de ahorrar palabras en los telegramas.

A pesar de que hoy en día el certamen es un referente del cine de autor, su origen está ligado a la religión y la Semana Santa. Es más, nació bajo el nombre de la Semana de Cine Religioso de Valladolid y con la intención de utilizar el séptimo arte como soporte de transmisión de los valores morales católicos. Sin embargo, cuatro años después sufrió una pequeña trasformación que lo convirtió en la Semana Internacional de Cine Religioso y de Valores Humanos. Bajo este nombre, se empezaron a introducir filmes en cuyo contenido predominaran los valores humanos y comprometidos. Una medida que respondía a la necesidad de ampliar el catálogo de películas, en algunas ocasiones insuficientes, ante la gran exigencia de calidad y la restricción a temáticas puramente religiosas.

En 1973 se produjo la transformación definitiva. Se abandonó el carácter religioso como fruto de la evolución y consolidación que estaba experimentando el festival. Valladolid ya se había convertido en una de las cunas española del cine internacional. El número de películas que concurrían en el concurso cada vez era mayor y los productores interesados en reservar sus obras para esta cita iba in crescendo. Fue en este momento cuando pasó a llamarse, definitivamente, Semana Internacional de Cine de Valladolid.

En la actualidad, la Seminci cuenta con tres secciones principales que se unen a las diferentes muestras y ciclos que se desarrollan de forman independiente en el transcurso del certamen. Como en cualquier festival de cine, en la Sección Oficial concurren largometrajes y cortometrajes inéditos que reflejen una completa panorámica del cine, en este caso, internacional. Por otra parte, encontramos la sección Punto de encuentro, que es una muestra paralela de carácter competitivo que reúne films de ficción que poseen un especial relieve por su valía temática o estilística. Por último, Tiempo de historia, es una sección específica en la que compiten films documentales sobre momentos o procesos históricos de los que el cine ofrece un testimonio privilegiado. Además, destacamos algunos ciclos competitivos como el Seminci Joven, dirigido a jóvenes de 12 a 18 años, alumnos de ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos y dotado con un premio de 6.000 euros.

La espiga, el ansiado galardón

La espiga es el trofeo por el que compiten las cintas que participan en la Sección Oficial. Un premio clásico que han recibido algunos de los más importantes realizadores de las últimas décadas. Sin embargo, en sus inicios, el festival no se concibió como una competición, por lo que en esa primera edición y la siguiente no se otorgó ningún premio. En la tercera edición del festival, en 1958 se introdujo el 'Dom Bosco' de oro para la película ganadora y de plata para la finalista, junto al reconocimiento de 'Mención Especial'. Un año después, el Don Bosco dio paso al Lábaro y el premio de 'Mención Especial' desapareció y fue sustituido por el 'Premio Ciudad de Valladolid'.

El nacimiento de La Espiga de Oro y Plata fue una de las novedades más importantes de la quinta edición del Certamen. El francés François Truffaut fue el pionero en recoger este galardón tras haber recibido ese mismo año el premio al Mejor Director en el Festival de San Sebastián. Sin embargo, no fue hasta 1974 cuando finalmente desapareció el Lábaro y la Espiga pasa a convertirse en el galardón principal del certamen. Además del reconocimiento, la espiga de oro y plata están dotadas con un premio en metálico de 75.000 y 25.000 euros, respectivamente.

A medida que el festival fue creciendo se fueron introduciendo nuevos galardones. El “Premio François Truffaut”, posteriormente nombrado Premio ‘Pilar Miró’ galardonaba al Mejor Nuevo Director, el Premio ‘Miguel Delibes’ al Mejor Guion, Premio Ribera de Duero al Mejor Director, Premios a la mejor actriz y actor, Premio del Público, Premio de la Juventud, Premio al Mejor Cortometraje Europeo y Premio FIPRESCI de la crítica internacional, entre otros. En esta última edición se introdujo un nuevo galardón, el Premio ‘José Salcedo’ al Mejor Montaje, en recuerdo del que fuera montador de cabecera de directores como Pedro Almodóvar. Por último, no podemos olvidar las Espigas de Honor, premios que reconocen la trayectoria cinematográfica de intérpretes y directores.

Pero más allá de los galardones tradicionales que premian películas por su calidad audiovisual, la Seminci apuesta por entregar premios que reconocen los valores éticos y el compromiso social de los films. La espiga verde, por ejemplo, es un premio que se otorga a la película que mejor representa los valores medioambientales, una temática con la que la Seminci está muy concienciada e impulsa a través de una sección independiente que incluye mesas redondas para fomentar los rodajes sostenibles. Por otra parte, la Seminci introdujo hace ya cuatro años la Espiga Arco Iris, un premio entregado en colaboración con la Fundación Triángulo para reconocer la labor de aquellos filmes que dirigen su mirada hacia la diversidad sexual y la identidad de género. Tampoco podemos dejar de mencionar el Premio Dunia Ayaso que aplaude filmes que muestren personajes femeninos en un papel protagonista o que mejor retraten la situación de la mujer en la actualidad.

64º edición de Seminci

Proyección de 275 títulos entre largometrajes y cortometrajes

ESPIGA DE ORO: EL HUEVO DEL DINOSAURIO de Wang Quan’an

MEJOR DIRECTOR: RÚNAR RÚNARSSON por Echo

MEJOR GUION y MEJOR MONTAJE: JEAN-PIERRE DARDENNE y LUC DARDENNE por Young Ahmed

ESPIGA DE PLATA y PREMIO FIPRESCI: A VIDA INVISÍVEL DE EURÍDICE GUSMÃO de Karim Aïnouz

MEJOR ACTOR: LEVAN GELBAKHIANI por And Then We Danced

PREMIO PILAR MIRÓ AL MEJOR NUEVO DIRECTOR: MOUINA MEDDOUR por PAPICHA

MEJOR ACTRIZ: JULIA STOCKLER Y CAROL DUARTE por La vida invisible de Eurídice Gusmão

MEJOR FOTOGRAFÍA AYMERICK PILARSKI por El huevo del dinosaurio

ESPIGA DE ORO MEJOR CORTO EUROPEO: FÍSICA DE LA TRISTEZA de Theodore Ushev

ESPIGA DE PLATA MEJOR CORTO EUROPEO: MOVIMIENTOS de Dahee Jeong Carne

MEJOR LARGOMETRAJE DE LA SECCIÓN PUNTO DE ENCUENTRO: O FIM DO MUNDO de Basil Da Cunha

MEJORES LARGOMETRAJE DE LA SECCIÓN TIEMPO DE HISTORIA: 1º THE CAVE de Feras Fayyad y 2º COLECTIV de Alexander Nanau.

ESPIGA VERDE: HONEYLAND de Ljubo Stefanov y Tamara Kotevska

ESPIGA ARCO IRIS: DA CVEN VICEKVET de Levan Akin

PREMIO DUNIA AYASO: BELÉN FUNES por A Thief’s Daughter

PREMIO DEL PÚBLICO: PAPICHA de Mouina Meddour y BIK ENEICH: UN FILS de Mehdi M. Barsaoui

PREMIO DE LA JUVENTUD: THE FAREWELL de Lulu Wang y LE MIRACLE DU SAINT INCONNU de Alaa Eddine Aijem